ENCE es una empresa que, entre otras estructuras, mantiene desde hace décadas una fábrica de celulosas en la zona de Lourizán, a menos de 2 kms. de la ciudad de Pontevedra, y prácticamente pegada a zonas habitadas de aldea. Durante años, se ha visto cómo el impacto medioambiental de la fábrica no afecta sólo a la fauna y la flora marinas de la ría de Pontevedra (en cuyo límite se encuentran sus instalaciones) así como a la propia calidad del agua, sino también a los montes, pues lxs que llevamos un tiempo en ésto sabemos perfectamente que las casualidades no existen cuando hay beneficios de por medio, y nos negamos a creer que los incendios forestales que periódicamente asolan los montes galegos sean «accidentales», considerando que ENCE se dedica a la fabricación de pasta de papel utilizando madera de eucalipto, especie alóctona que destruye las especies locales y con la cual se «reforestan» buena parte de los territorios devastados por el fuego.
Más allá de las consecuencias ambientales, sin lugar a dudas para mí las más importantes, se encuentran también los efectos que las emisiones de la fábrica tienen para las personas que habitan los alrededores. Pese a lo que afirman lxs empresarixs en los medios de comunicación cada vez que se les pregunta acerca de ello, las emisiones de la fábrica no sólo no son inocuas, sino que son altamente contaminantes. No son pocos los casos en la ciudad en que pequeños escapes de gas y otras sustancias así como fallos en las calderas (entre otras cosas) provocaron diferentes problemas (afortunadamente, de poca relevancia) en la población, como irritaciones cutáneas, problemas respiratorios o jaqueca. Por supuesto, la empresa no sólo no cumple los estándares de seguridad necesarios (aunque confieso que, en caso de cumplirlos, no se librará de nuestros exabruptos), sino que cada vez que su pequeña Chernobyl tiene una fuga o una avería, el suceso se trata como asunto interno y ni se ponen en marcha los protocolos preventivos adecuados ni se advierte del desastre a tiempo. Además, no es necesario que se produzcan este tipo de fallos para que en la ciudad la población sienta a esa fábrica envenenándoles poco a poco, ya que su apestoso olor y su cielo gris cubren la urbe día sí y día también, hasta el punto de que muchas personas ya afirman haberse acostumbrado al mal aliento de la fábrica (¿habrán olvidado esas personas el placer de respirar aire limpio?). La directiva, por supuesto, continúa afirmando que la fábrica de ENCE-ELNOSA de Lourizán no contamina, y que el humo es simplemente vapor de agua. Como dice un refrán popular en Galiza, «mexan por nós e temos que dicir que chove» (que para quien no entienda galego, significa que nos mean encima y tenemos que decir que llueve).
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Las excusas y estrategias de la empresa para lograr prevalecer pese a todo ésto son diversas. Desde ponerse un hipócrita maquillaje «verde» (con eslóganes publicitarios donde hablan de «gestión forestal sostenible», «producción libre de tóxicos» y demás mentiras mediáticas para convencer a la ciudadanía bienpensante) hasta prometer cambios (que nunca se producen, y que tampoco nos complacen), falsear sus estadísticas para confundir a las auditorías o salir al paso con el sempiterno argumento de que su empresa crea puestos de trabajo, lo cual, pese a que es cierto (aunque de manera muy limitada, como siempre), nos hace considerar las condiciones de dicho empleo (donde la carencia de medidas de seguridad apropiadas, los «accidentes» y la precariedad laboral están a la orden del día) y sobre todo, el absurdo que supone contar con un trabajo que contribuye a la salvaje explotación del territorio y de la Naturaleza. El trabajo te permite ganar dinero, pero ¿de qué te servirá tu dinero cuando las tierras dejen de dar frutos, cuando el mar esté tan gris como el resto de vuestro mundo, cuando los demás animales se extingan y el aire se vuelva irrespirable? La falacia del empleo nos hace esclavas en un sistema cuya tecnología y desarrollo suicida nos abocan a una lenta agonía. Tenemos que agradecer que nuestros amos nos den la oportunidad de ser explotadas en sus fábricas, mientras compran nuestras vidas con un salario y acaban con todo lo bello que hay en ellas. No, gracias. ENCE puede quedarse sus sucios puestos de trabajo.
Toda esta masa de engaños y sinsentidos no podría permanecer mucho tiempo en pie sin venirse abajo de no ser por las corruptelas que favorecen a esta empresa, y que, cómo no, tienen que ver con sus chanchullos con cargos del PP y otros casposos con pasta de la ciudad. Ejemplo de ésto (uno de tantos) es la trama que vincula a ENCE-ELNOSA con la Subdirectora General de Coordinación Ambiental de la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras de la Xunta de Galicia, María Jose Echevarría Moreno, cuyo marido, Antonio Casal Lago, dirige la mencionada fábrica, en la que además la señora subdirectora tiene de ejecutiva a su hermanita, Amaia Echevarría Moreno. Después de que la APDR (Asociación Pola Defensa da Ría, organización que, pese a su carácter reformista, lleva años denunciando las irregularidades y excesos de ENCE-ELNOSA y exigiendo su retirada de Lourizán) denunciase recientemente dicha trama, su presidente y vice-presidente (Antón Masa y Benito Andrade, respectivamente) fueron amenazados por María José Echevarría mediante un burofax donde se les chantajeaba con que si no retiraban sus acusaciones y se retractaban en un plazo máximo de 5 días, ella iniciaría personalmente acciones legales contra la Asociación. Por fortuna, no sólo no se han retractado, sino que dichas acciones legales por ahora no han aparecido y la lucha contra la fábrica parece reflotar ahora que está por decidir una posible prolongación del arrendamiento por 40 años más.
Nosotrxs, como individualidades antiautoritarias, no creemos ni en las luchas reformistas, ni en el posibilismo que, hasta ahora, han caracterizado a esta lucha. No queremos ni necesitamos convertirnos en filón para políticos oportunistas y recuperadores de todo pelaje que convierten las luchas en su rentable producto o en un medio desde el que promocionarse. Sin embargo, no aceptamos mantenernos al margen, y no toleraremos que a ENCE-ELNOSA se les continúen pasando por alto sus frivolidades, para que el ciego»progreso» del Capitalismo industrial siga destruyendo bosques, montes, valles y mares, haciendo de la Naturaleza un cheque en blanco del que extraer fondos ilimitados a costa de nuestras vidas y futuro.
La Tierra no se vende, y su defensa se organiza desde la base.
¡ENCE lárgate!